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SUSCRIBITEEsta moneda se convirtió en una pieza codiciada por su diseño icónico y su profundo simbolismo. Todos los detalles.
Monedas.
El cuarto bicentenario de Estados Unidos, acuñado entre 1975 y 1976, es más que una simple moneda. Representa un homenaje al bicentenario de la Declaración de Independencia de 1776, un momento histórico clave en la construcción del país norteamericano. Esta pieza, que circuló ampliamente en su momento, hoy se erige como una joya de la numismática, admirada tanto por coleccionistas como por aficionados a la historia.
El anverso de esta moneda conserva el icónico perfil de George Washington, una figura histórica que simboliza el liderazgo durante la independencia. Sin embargo, lo que hace único al cuarto bicentenario es su reverso, donde aparece un baterista colonial acompañado por las inscripciones “1776-1976” y “E Pluribus Unum”. Este diseño no solo rinde tributo a los valores revolucionarios, sino que también captura el espíritu patriótico que marcó aquel tiempo.
Estas monedas fueron acuñadas tanto en aleaciones estándar como en plata, lo que dio lugar a versiones especiales que son altamente valoradas en el mercado numismático. Las ediciones con marca de ceca "S", pertenecientes a la Casa de la Moneda de San Francisco, son particularmente buscadas debido a su escasez y acabado de prueba.
La trascendencia de esta moneda no solo radica en su historia, sino también en su impresionante cotización. En una de las últimas subastas, un ejemplar del cuarto bicentenario alcanzó la impactante cifra de 19 millones de dólares. Este precio refleja no solo la calidad de la pieza, sino también el interés creciente por artículos que combinan arte y memoria histórica.
Si estás interesado en adentrarte en el mundo de la numismática y explorar el valor del cuarto bicentenario, tené en cuenta estos consejos clave:
El cuarto bicentenario continúa despertando fascinación no solo por su belleza, sino también por su significado histórico. Esta moneda no es solo un recuerdo del bicentenario de Estados Unidos, sino un testimonio tangible de cómo el arte y la memoria pueden plasmarse en un objeto tan cotidiano como una moneda.
“Es una pieza que reúne historia, arte y valor emocional. Tener una en la colección es como sostener un fragmento del pasado en las manos”, comentó un experto en numismática durante una feria reciente en Nueva York.
Para los coleccionistas argentinos que deseen explorar esta fascinante moneda, el cuarto bicentenario ofrece una oportunidad única de conectarse con la historia de otro país mientras disfrutan de la pasión por el coleccionismo.
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